Que el coche se conduzca solo es, para la mayoría de los usuarios, una fantasía o una ficción futurista tan plausible como los coches voladores de Blade Runner. Sí, llegarán, pero en el futuro. Y sin embargo, la semilla del coche autónomo ya se encuentra plantada en los vehículos actuales, en los equipamientos de seguridad que montan los nuevos automóviles de serie u opcionales y que derivan hacia una conducción en la que el usuario ya no toma solo todas las decisiones.
Muchos conductores ya están acostumbrados a que su vehículo realice un control de velocidad adaptado a las circunstancias del tráfico vigilando la distancia de seguridad; a que corrija la marcha si el coche se sale del carril; avise de circunstancias del tráfico y modifique rutas o incluso que aparque solo. Este año, vehículos de Audi, BMW, Nissan, entre otros, saldrán equipados con lo que puede llamarse autoconducción de Nivel 2, que suman todas estas medidas que también integra el Autopilot de Tesla.
Pero además, en el mes de abril, entrará en vigor la obligatoriedad de instalar la llamada de emergencia o e-call. De este modo, ningún Estado miembro de la Unión Europea homologará un vehículo que no tenga instalado este sistema de serie. Supone que el propio vehículo llamará a los servicios de emergencia del país en caso de accidente grave o lo harán los viajeros conscientes sólo pulsando un botón. La decisión autónoma del vehículo, que detecta ese problema y actúa en segundos, permitirá salvar a más de 3.000 personas al año.